PATRIARCAS
Lamento ceder ante el hombre que llevo dentro,
y desechar tu carne y tu orgullo, mi Sara.
Hoy prefiero a tu Agar, aun fuente clara,
para bañarme en ella y calmar mi sed.
Requiero tu deuda por perder con el tiempo
aquellos pechos livianos y aquella donosa tez.
Regálame a Bala y a sus muslos de agua
por refrescarme y nadar, Raquel.
Demando a tus labios, antaño de espliego
y hoy espinosos, conviértanse en miel.
Mañana en mi tálamo hallar perfumada
prefiero, mi Lia, a tu sierva Zefel.
Sostengo en mi mente el pasado despierto,
pero ante el presente soy débil también.
Prestar vuestras almas quisiera a la esclava
que incólume ofrece su cuerpo de mujer.
domingo, 7 de octubre de 2007
Patriarcas
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