miércoles, 7 de noviembre de 2007

El dia en que murió Pinochet

Te siento lejos
en este dia de ausencia
en el que se escuchan
lejanos disparos
sobre tu cama
invadida por el frio.

Espero en vela
como en un duelo
el paso de esta noche,
no porque Pinochet ha muerto
sino porque te siento distante
entre otros brazos.

No sólo es por tus labios
sobre los suyos
por tus manos sobre su espalda,
ni siquiera porque tus ojos
ya no iluminen mi futuro
sino su cara.

Es cuestion de clases sociales
en tu paraiso.
Yo ahora soy pobre
y él es la clase media que tiende
a las altas instituciones de tu cuerpo
sin democracia.

Pinochet ha muerto;
Allende se alegra en su tumba
y un grito multitudinario recorre la tierra
pidiendo justicia y venganza
para el monstruo y sus hijos,
y yo soy incapaz de gritar.

Mis gritos se ahogan en mi incertidumbre
porque tu ya me ignoras,
porque tu me desclasas en tu mundo
en el que soy un sin papeles,
un suplicante emigrante en su cayuco
sin destino y sin luz.

Te siento lejos
en esta noche en la que el cosmos es feliz
porque la justicia que los gobiernos no hacen
acaba haciendola el tiempo:
Pinochet al fin murió
un genocida menos sobre el mapa.

Es cuestion de hacer memoria
del esfuerzo de la libertad...
Pero yo bajo esta luna helada de invierno
sólo pienso en que tu calor ya no es mio
y que prefieres a otro sobre tus sábanas
y en tus decisiones.

Mi habitación gélida es pura furia,
sordomuda voluntad de desahogo.
En tus elecciones yo solo soy
segunda opción,
tu silencio en su presencia es mi locura,
tu lejanía...

En el dia en que murió Pinochet,
que deberiá ser nuestra fiesta,
estoy de duelo por la historia
íntima de nuestros pasos comunes:
la humanidad puede esperar,
ahora el muerto soy yo.

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