Duermo en tu vientre como un niño que vuelve
a saborear su infancia
encerrado en tus entrañas, escuchando tus latidos,
desde el profundo nirvana de tu cuerpo.
Duermo y no me canso de girar en el remolino
de tu existencia, y me reubico
en el límite del mundo que nos separa
del resto de los mortales
Duermo, y sostenido en tus ligeros brazos
me abandono en tu vaiven
columpiándome al ritmo de tus suspiros
rodeando tu cintura con mis manos.
Y solo cuando tus labios se posan sobre los mios
mientras tus tensos músculos
me envuelven en un abrazo indestructible
solo entonces despierto
para ser adulto sobre las colinas de tu pecho
para refugiarme en tus muslos, bajo las sabanas
y empezar de nuevo dentro de tu ombligo
un ciclo infinito.
jueves, 29 de mayo de 2008
Ciclo Infinito
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