Por supuesto que me enloquece
que recorras mi campo de batalla
con las balas de tus dedos,
incluso me encanta sentirme
atrapado por tus labios
agazapado en tu trinchera.
Sin embargo te recuerdo
que tu abuelo asesino al mio
y que aunque se que no es tu culpa
me estremece tu ausencia de ganas
de que se haga al fin justicia,
ese perverso placer de la amnesia historica.
A veces es insoportable
la aberrante contradicción
entre el orgasmo de nuestros cuerpos
y la necrófila similitud entre este amor
y el crimen reeditado en cada beso.
Como si me abrazaran dos tallos de ortigas
o reposaramos tras el combate en una fosa comun;
mientras siguen abiertas las heridas
sábado, 24 de abril de 2010
Mientras siguen abiertas las heridas
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