martes, 23 de octubre de 2007

Odisea

Que curioso que Ulises gozara en su extravio
de la ardiente Circe, de la bella Calipso
y de tantas otras quizas no registradas
por la memoria del ciego Homero.
Mientras, Penélope esperaba paciente
el regreso del héroe con el triste sacrificio
de su carne y de su espíritu.

Una de dos: o los varones entonces
tenían como ahora un morro atroz
o la mujer disfrutaba de toda la corte
cuando el rey perdido se igualaba a los dioses
como hoy algunos van a por tabaco:
si vuelven es despues de saberse hombres,
sin opción de escapar, demasiado humanos.

Todos vivimos algun dia nuestra propia Odisea
para luego volver con el rabo entre las piernas
a la triste Itaca que creemos nos espera
y que nunca será ya lo que un dia fue.
Nuestros caballos de troya tan solo lograran
que renazcan las cenizas en momentos de huida
sin conquistarnos a nosotros mismos.

Siempre sometidos a la voz del coro
a pesar de todo heroico acto de rebeldia
nos dejamos arrastrar por la corriente,
aunque nos atemos al mastil frente a las sirenas
aunque engañemos al cíclope que pudimos ser
aunque bajemos al infierno de nuestra curiosidad
nuestro deseo será siempre regresar.

No hay comentarios: